CUENTO: “Cuando Llanetti se enfurece”.
Charlotte , nerviosamente , se paseaba por la habitación , inquieta .
Nadie parecía darse cuenta excepto ella . Todas parecían enterame-
te ajenas al asunto , y la joven nuevamente tenía que soportar la in-
justicia de tener que cargar ella con el riesgo. Esta era otra situación
difícil y Charlotte , como de costumbre , era la única que debía arries-
gar el pellejo . Esta vez no se abismó, como siempre , en la lectura
de su libro de medicina . Era por naturaleza , muy aficionada a la cien-
cia , pero nada era pasado por alto por esta joven , siempre tan inte-
resada en resolver los problemas de la vida diaria . Pero era también-
una dama aventurera , así que la inacción no podría prolongarse por
más tiempo. De modo que aunque le encantaba la ciencia , tendría
que dejarla de lado . Aún no había creado ningún plan para conjurar
el peligro de que la función teatral se vea estropeada por culpa de Lla-
netti Vizzio , esa italiana pícara . Esta muchacha , que se había ganado
la antipatía de las demás jóvenes , ahora debía tener su castigo y lo ten-
dría . La enérgica anglosajona reflexiona en silencio. Por fin , cuando
parecía que ya había hallado el plan indicado , se enteró de que el jefe
de las chicas , se iría de viaje algún tiempo y se fue al lugar donde to-
das lo vieron marchar. En cuanto se fue la española Josefa Gómez se
puso a tocar las castañuelas . Siempre había amado las melodías y los
ritmos de su patria. No por nada ensayaba su parte en la obra con tanto
entusiasmo. Pero lo peor faltaba aún y entre los telones del teatro, se de-
sarrollaba una escena oculta . La bromista de Llanetti se escurría entre
las butacas . Quizás había sido por eso que a la hora de vestirse para la
función , no había nada que ponerse y se habìan esfumado los disfraces.
Pero al revolver precipitadamente las valijas, hallaron las prendas en la
de Charlotte . Ella las había saqueado.
YAZMIN BARCIA.
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