viernes, 20 de agosto de 2010

Adela Basch, opina


La literatura está muy relacionada con los viajes. Por eso es frecuente ver personas que leen en los vagones de los trenes o subterráneos, en los colectivos, en los barcos, en los aviones.
También por eso, una biblioteca o una librería son como una agencia de viajes. Y un libro es un tren, un barco, un auto, una bicicleta o un avión, que nos lleva a otro lugar. Sin pasaporte, sin visa y sin demasiados trámites ni gastos.

Creo que todo buen libro nos deja de algún modo con las manos vacías cuando lo terminamos de leer. El mundo que habitábamos en él se desvanece y nos quedamos con nada. Pero es nada, ese vacío, también nos hacer sentir plenos. El mundo en el que hemos vivido mientras leíamos ha desaparecido, pero nos ha dejado una experiencia que antes no teníamos. Esa nada es justamente lo que nos impulsa a querer leer otro libro, en un viaje, una odisea, en la que tendremos mucha aventura y oportunidades de permanente aprendizaje y, por lo tanto,de transformación.

Ponencia presentada en la mesa redonda "Los viajes en los libros de la literatura infantil y juvenil" Jornadas para Docentes y bibliotecarios

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